La Luna en Leo tiende a elevar al nativo, a ponerlo en situaciones de responsabilidad o bien sobresalientes, y a darle autoridad sobre el resto como jefe, gerente o bien directivo.
Es ambicioso, ansia ocupar un sitio señalado y no vacila al presentarse frente al público.
Es venerable y desprendido en temas monetarios, de mentalidad elevada, franco y de buen corazón.
Es susceptible en los temas del corazón, preferido por las personas del sexo opuesto, y ama sinceramente.
Esta situación favorece la intuición y el genio; da amor por la música, la poesía y la pintura, y asimismo cierto apego por los lujos, los placeres, los perfumes, las joyas, buenos vestidos, etc.
Inclina al favor de quienes ocupan situaciones más altas que él.