Signo Leo: nacidos el 15 de Agosto

Los autoritarios personajes nacidos el 15 de agosto son líderes natos. Su actitud expansiva y majestuosa da fe de un estilo de vida que no admite la mezquindad, el egoísmo ni la vulgaridad. Los nacidos este día no se preocupan por los detalles, sino que se concentran en el gran escenario. Para ellos es esencial presentar una imagen noble y grandiosa ante el mundo, y harán todo lo que sea necesario para preservar su dignidad. Casi siempre ocupan la posición más alta dentro de una familia, un negocio o un grupo social, y de hecho se sienten cómodos en una posición de poder.
Muchos de los nacidos este día no son conscientes de su naturaleza soberbia, aunque ésta resulte evidente para todos los que los rodean. Las mujeres nacidas este día exigen adoración. La casa es su palacio; el marido, el rey; los hijos, príncipes y princesas. Los hombres nacidos este día aspiran a dirigir a otros en el ámbito económico, social o familiar, y exigen que se les obedezca sin rechistar. Sólo unos pocos —los más evolucionados— son bondadosos, tolerantes y afectuosos. Sin embargo, estas cualidades no son innatas en estos individuos, sino que deben cultivarlas y desarrollarlas.
Esto no significa que los nacidos el 15 de agosto sean necesariamente crueles o desagradables, pero su poderosa energía leonina arrastra todo lo que tienen delante, como una ola poderosa que no pide permiso a los barcos ni a las caracolas. El gran reto que deben superar estos individuos consiste en mantener esta energía controlada e iniciarse en el arte de la discriminación y la atención a los detalles. También necesitan aprender a tratar con las personas: escucharlas, ser comprensivos y tratar de entender sus puntos de vista.
Las grandes expectativas que los nacidos este día tienen para sí y para otros también pueden convertirse en un problema. Sus hijos se sentirán obligados a triunfar, ya sea consciente o inconscientemente, y la pareja puede sentirse abrumada por sus exigencias.
Los nacidos este día deben aprender a trabajar en equipo, supeditando su egocentrismo a los intereses del grupo. Puesto que a menudo se resisten con terquedad a cualquier oposición a su autonomía, es preciso abordarlos con tacto y cautela. En el fondo son tiernos y sentimentales; necesitan que se los quiera y se los admire. Es probable que aquel que se esfuerce por caerles bien nunca vea al tirano que se oculta en su interior. De hecho, el «león» permanecerá tranquilo mientras se sienta emocionalmente satisfecho.

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