Los nacidos el 22 de marzo se creen infalibles y se resisten a que se los contradiga. No tienen necesidad de proclamar sus ideas a los cuatro vientos; por el contrario, suelen ser individuos callados y seguros de sí mismos, que detestan la notoriedad.
Si lo desean, pueden tener mucho éxito en los negocios y facilidad para abrirse camino en la jungla de la rivalidad empresarial. No es fácil desviarlos de su camino, por lo que lo recorren de manera inexorable hacia el éxito.
Desde luego, algunos se fijan metas más modestas —llevar una vida familiar placentera, disfrutar del tiempo libre o practicar una afición—, pero se sienten igualmente obligados a alcanzarlas.
Una de las características más conflictivas de los nacidos el 22 de marzo es que no permiten que los demás los analicen ni reconocen sus motivaciones inconscientes.
De hecho, son lo que aparentan ser (ni más, ni menos) ¡y ay de quien ose averiguar qué se oculta tras la máscara que presentan al mundo! Por lo tanto, no es sorprendente que aborrezcan todas las formas de presunción, simulación o engaño. Su aversión a lo indirecto es tal, que corren el riesgo de confundir la diplomacia con la falsedad.
Muchos de los nacidos este día tienen una idea heroica de sí mismos, una imagen idealizada que tratan de encarnar. No aspiran a un heroísmo teatral, sino más a un valor tranquilo y protector que les permita granjearse el respeto, o incluso la adoración, de la familia, los amigos y los compañeros de trabajo. De hecho, tienen fama de ser personas en las que es posible confiar ciegamente.
Cuando los nacidos el 22 de marzo descubren su verdadera vocación (por lo general en torno a los veinticinco años), suelen ser consecuentes con ella el resto de su vida, y aunque de esa vocación pueden surgir otras actividades, particularmente en años posteriores, siempre estarán relacionadas con la principal. Rara vez se apartan repentinamente de su vocación original.
Los nacidos este día encontrarán gratificante su carrera si pueden ponderar con ojo crítico sus logros y servicios; si no lo consiguen, se sentirán sorprendidos o frustrados por su incapacidad para alcanzar el éxito. Han de aprender a dominar su entusiasmo, no sólo porque puede llevarlos a pasarse de la raya, sino también porque podría molestar a otros. Por otra parte, deben controlar sus tendencias despóticas.
