Signo Leo: nacidos el 23 de Agosto

Los nacidos el 23 de agosto a menudo adoptan una actitud reservada que los hace parecer fríos y distantes. También pueden pasar por egoístas, ya sea debido a su desinterés por los asuntos mundanos o porque viven pendientes de sus propios deseos y necesidades. En realidad, más que egoístas, son personas obsesionadas por sus intereses y por lo que esperan de la vida.
Muchos de los nacidos este día desean hacer dinero y acumular posesiones materiales. Sin embargo, lo más destacable en ellos es la necesidad de dirigir a los que los rodean. Suelen ser individuos vehementes y emprendedores, completamente centrados en sus objetivos. Los medios que emplean para alcanzarlos son directos y eficaces. La mayoría de los que se encuentran en su camino se hacen a un lado, pero no todos, naturalmente, razón por la cual los nacidos el 23 de agosto pueden despertar grandes antagonismos.
Esto no significa que tengan necesariamente una personalidad extrovertida. Por el contrario, casi siempre desean que los dejen llevar a cabo sus proyectos en paz. Aunque en las relaciones interpersonales y en el trabajo exigen autonomía y usan la agresividad para conseguir lo que quieren, se mantienen fieles al lema de «vive y deja vivir» siempre y cuando nadie pretenda interferir en sus planes.
Los nacidos este día suelen estar dotados de una gran habilidad técnica. Tienen un sexto sentido para descubrir cómo funcionan las cosas, se interesan por las reparaciones caseras y por lo general dominan su medio o la profesión que han escogido. Son capaces de aplicar su capacidad intelectual al mundo material, con el que se sienten estrechamente ligados. Sin embargo, tienden a ser posesivos con los objetos y las personas, y les convendría aprender a ser menos dominantes. Manifiestan su necesidad de expresar afecto y amor en actos altruistas, ya que disfrutan siendo útiles en cualquier situación.
Los nacidos el 23 de agosto tienen grandes reservas de energía y una vena combativa: rara vez retroceden en un enfrentamiento. A menudo se ven como defensores de los débiles o desfavorecidos, aunque no deberían adoptar una actitud excesivamente protectora cuando la situación no lo justifica. Es esencial que estos individuos aprendan a controlar su energía y a dirigirla de manera constructiva, preferentemente en la adolescencia. Es posible que puedan sublimar sus impulsos competitivos y agresivos en actividades deportivas o ejercicios físicos de toda clase. El amor por las emociones fuertes puede llevarlos a asociarse con gente interesante, ya sea con bohemios que apelen a su faceta más extravagante o con individuos más convencionales con los que puedan compartir momentos tranquilos.

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