25 de Septiembre

El día de la sátira

Los nacidos el 25 de septiembre tienen una curiosa relación con la sociedad. Por un lado, dependen de ella para su subsistencia y su éxito; por otro, la critican abiertamente, exponiendo sus imperfecciones con ironía. Sin embargo, sólo pretenden arrojar luz sobre los mecanismos de la sociedad para mejorarla y robustecerla. En consecuencia, su actitud aparentemente negativa puede dar resultados positivos.
Curiosamente, fuera de su círculo más inmediato, los demás verán a los nacidos este día como símbolos vivientes de su medio, con el que parecen completamente identificados. Pero nadie criticará tanto como ellos a su propio vecindario, pueblo, ciudad, estado o país. La relación que mantienen con su lugar de procedencia es sugestivamente simbiótica, con ventajas y desventajas para ambas partes.
Los nacidos este día pueden representar a la perfección a su familia o círculo social. También es posible que encarnen los valores y aspiraciones de sus colegas y empresa, al tiempo que su actitud crítica los mantiene a distancia.
Estos individuos suelen tener dificultades para expresar sus sentimientos con sinceridad en las relaciones personales, y es posible que a primera vista parezcan fríos o distantes. Tienen una profunda necesidad de afecto, pero es probable que un trauma emocional temprano haga que se cierren al mundo. De hecho, muchos de ellos son inaccesibles desde el punto de vista emocional y rehuyen el contacto social necesario para su profesión.
Los nacidos el 25 de septiembre son imaginativos, pero también precisos y minuciosos. Su perfeccionismo los impulsa a repasar su trabajo varias veces para detectar y corregir errores. Por otra parte, exigen a los demás lo mismo que se exigen a sí mismos. Paradójicamente, aunque viven criticando a su grupo social, no encajan bien las críticas de los extraños a ese mismo grupo; de hecho, en estas circunstancias se ponen a la defensiva o se muestran extrañamente chovinistas.
Los nacidos este día son capaces de entablar una relación más profunda con la sociedad, o con su círculo social y profesional, que con un individuo. Por lo tanto, aquellos que se relacionan íntimamente con ellos a nivel emocional quizá sientan que nunca podrán formar parte de su vida. Estas personas deben procurar que sus seres queridos, en particular los hijos, no experimenten esta sensación.

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