Signo Capricornio: nacidos el 8 de Enero

Los nacidos el 8 de enero parecen predestinados a causar un tremendo impacto en todo lo que les rodea. No necesariamente son comunicativos o excesivamente efusivos, pero aun así confieren a todos sus encuentros personales o sociales un aire de importancia y transmiten una sensación de su forma de ser tan intensa que los demás acaban sintiéndose hondamente impresionados. Sean o no aficionados a las actividades físicas (y muchos no destacan en este sentido, y quizá parezca incluso que están en inferioridad de condiciones), la firmeza de intenciones que comunican es su sello inconfundible.
No es infrecuente que a nivel profesional aparezcan en escena repentinamente. Parecen capaces de canalizar hasta el último gramo de su energía, hasta el nivel celular, en una presentación, una actuación o un producto. Esta capacidad de concentrar toda su energía en un espacio o tiempo es un símbolo de su manera de trabajar; por ello es posible que su explosivo poder constituya un verdadero «big bang» microcósmico. Saber lo que pueden hacer y lo que no significa que rara vez se exceden, sueñan despiertos o proyectan fantasías que no tienen una base real. A los demás pueden parecerles extremados, dispuestos a correr riesgos que ninguna persona corriente asumiría, pero los nacidos este día se sienten a gusto consigo mismos en una gran variedad de situaciones.
Es típico que estos individuos cuestionen con tranquilidad determinados axiomas establecidos que sus colegas (a nivel profesional) o sus familiares y amigos (a nivel personal) siempre han dado por supuestos. No lo hacen por rebeldía ni espíritu de contradicción, sino simplemente porque han analizado cuidadosamente la situación y han llegado a conclusiones firmes.
No todos los nacidos el 8 de enero están dotados de un gran talento, pero consiguen muchísimo con lo que les dio la naturaleza, y a menudo se fuerzan hasta el límite. Superar inconvenientes físicos y psicológicos es algo importante en su vida.
Deben aprender a no forzarse tanto y a facilitar las cosas un poco a las personas que no pueden manejar su intensa y concentrada energía. También deben esforzarse por ser más tolerantes e indulgentes, siendo esto último particularmente importante porque muchos de estos individuos pueden caer en un tipo de política personal del estilo «conmigo o contra mí». Las trampas del yo y la arrogancia pueden ser su ruina si llegan a considerarse divinos mientras comparan a los demás con hormigas.

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