¿Cómo es Aries?

signo Aries

Andy Garcia es del signo Aries

El Zodíaco empieza con un estruendo, con fuego, con impulso, con un carnero, un animal de fuerza yang, emergiendo del signo de Piscis donde todo había concluido. El círculo zodiacal nos muestra que todo final es la antesala de un nuevo ciclo. Y Aries marca el inicio. Como un potente chorro de agua que brota de un manantial, sale, salta, corre, aún no sabe a dónde va, pero va, con vehemencia, con intrepidez, irreflexivamente, liberándose de lo viejo, de lo pasado, de cualquier atadura anterior, poniéndose a prueba, a empellones, ciego, siempre hacia delante y a toda velocidad.
Marte, su planeta regente, representa el deseo, como motor del Zodíaco. Así, Aries será la chispa de encendido con que comienza todo proceso. Es el arranque, la fuerza vital, lo primero.
En Aries hay una afirmación ruidosa que hace el hombre para indicar su presencia, su manifestación, su ser.
Aries ocupa la primera casa del Zodíaco conteniendo la energía pura de toda forma de vida en latencia. Por eso, Aries y la Casa I siempre refieren a los inicios, al primer momento de cualquier situación.
En esta energía, los colores son vibrantes, energizantes, rojos como la sangre. Las texturas son ásperas, calientes. Las formas terminan en puntas, como las lanzas de los guerreros. Los sonidos son estridentes y agudos, como los gritos y los alaridos, y cultivados son como la voz del actor que se oye a lo lejos.
La energía ariana emerge y penetra en el afuera, con funciones motoras y generadoras.
Aries se manifiesta diferenciándose de lo anterior. Los tres signos de Fuego salen de los signos de Agua, Aries sale de Piscis, Leo sale de Cáncer, y Sagitario sale de Escorpio, nacen, aparecen, dejan atrás, siguen para adelante, cada uno a su manera. Sus vidas rebosan de energía, vitalidad y pasión.
Veremos a Aries corriendo, con cara de pocos amigos, luchando, marcando territorio, no sólo para competir sino para liberarse de cualquier lazo que intentara retenerlo. Vive el instante, es espontáneo, tiene tanta fuerza que muchas veces esto lo vuelve torpe, atropellado, apurado…
No lo juzguen, es natural en Aries, es una cualidad inherente a su energía, no lo hace a propósito.
Para reconocer a los arianos, basta observar su manera de llegar, fugaz, móvil, apremiante, sin tener registro ni cuidado, simplemente así, haciéndose lugar a los codazos. Aries arremete sin pensar, habla sin reflexionar, se precipita, es ansioso e impaciente, no tolera la indecisión ni la parsimonia, tiene reacciones rápidas y breves, empieza las cosas pero no las termina, es indisciplinado, colérico, iracundo y, en el peor de los casos, violento.
Es una persona voluntariosa, agresiva, incisiva, arriesgada. Su peor defecto es creer que no hay otros como él. Por eso choca, enfrenta, se enoja, golpea las puertas y, después del portazo, vuelve totalmente renovado y habiéndose olvidado de aquello que lo enfureció. Cambia y sigue tras las caídas. Corre sin mirar, es la furia, la ira, la fuerza que marca el camino.
Aries es como el bebé o el adolescente, con mucha energía en potencia, aún sin forma, ni filtro, ni conciencia de sí. Es pionero, aventurero, le gustan las novedades, es precursor, impetuoso, franco y directo. No le gusta que lo detengan, necesita siempre llevar la delantera, es exclusivo y sin matices. Mentalmente es rápido y tiene pensamientos que otros toman y desenvuelven. Le gusta hablar mucho y sus ideas son como las chispas, brotan con rapidez y una detrás de la otra sin parar.
Lo encontrarán en actividades donde intervengan el coraje, la acción, el riesgo, la fuerza, el movimiento y la velocidad. Aries es aquel que abre una trilla en el monte a golpe de machete, el carnicero, el matarife, el que lanza cuchillos alrededor de una bella dama en el circo, el corredor de autos, el escultor que talla la piedra con el martillo y la maza, el atleta, el tenista, el boxeador. Es el militante con armas en las manos y también el que practica artes marciales, el que ataca y defiende, porque es valiente y decidido. No lo encontrarán en tareas de conjunto, no porque sea solitario o ermitaño, sino porque no registra a otros, y menos si no son como él. Es independiente y osado, sólo se detiene cuando está verdaderamente cansado y hambriento.
En sus relaciones afectivas es apasionado, radiante, enérgico, se pone colorado, va de frente, a veces demasiado rápido, no da rodeos, es enamoradizo, le gustan los comienzos, donde existe mucha adrenalina y pasión. Si esto no se mantiene, de alguna u otra manera, se aburre y se va sin registrar lo que le pasa a la otra persona.
Así da comienzo el zodíaco. No podía ser de otra manera. Como en todos los inicios, es la fuerza de la pura energía y el deseo lo que se necesita para poner en movimiento la rueda.

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