Signo Géminis: nacidos el 13 de Junio

Los nacidos el 13 de junio son exploradores que sueñan con aventuras y lugares remotos. Sus lecturas y fantasías juveniles demuestran una pasión por recorrer mundos extraños que no los abandona en toda la vida. Estas aventuras pueden consistir en viajes reales a tierras lejanas o en investigaciones sobre la mitología de mundos metafísicos del pasado o del futuro.
Los más evolucionados convierten sus fantasías en realidad, ya sea en los negocios, la investigación científica o el arte; los menos ambiciosos alimentan deseos secretos, que aunque no se satisfagan, darán color a su vida. Sin embargo, deben protegerse de la profunda frustración que pueden experimentar debido a la diferencia entre lo que quieren y lo que son.
«Nada es imposible» es el credo de los nacidos este día, que usan su capacidad intelectual para triunfar sobre los obstáculos reales y sólo se sienten satisfechos cuando lo consiguen. Una vez más, el peligro es que tales triunfos sólo tengan lugar en la mente, que formen parte de un estado ilusorio e irreal. Pero si no se los arranca de ese estado enfrentándolos a la verdad, estos soñadores pueden vivir muy felices durante años.
Los nacidos este día admiran a aquellos que tienen el valor necesario para intentar hazañas imposibles, a los grandes héroes del pasado y el presente.
Estos adoradores de héroes suelen estar obsesionados por una figura concreta. Por desgracia, cuando se trata del padre, tanto de un varón como de una mujer nacidos este día, el ídolo divinizado por ellos mismos puede derrumbarse si su conducta es impropia de una divinidad. Aunque al principio puede resultar halagador ser el ídolo de un nacido el 13 de junio —ya se trate de un progenitor o de la pareja—, con el tiempo este papel será difícil de soportar para cualquiera. Los nacidos este día deben ser conscientes de esta tendencia a idealizar y controlarla por el bien de todos los involucrados.
Los nacidos el 13 de junio pasan por alto las tareas sencillas de la vida, quizá porque siempre tienen la cabeza en las nubes, literal o figurativamente. Les encanta viajar, escalar, pasear, correr… todas las formas de movimiento, y ansian superar las limitaciones de la materia, el espacio y el tiempo. Por ello pueden llegar a sentirse prisioneros cuando se ven obligados a desempeñar un trabajo repetitivo en una fábrica, una oficina o en casa.
No es sorprendente que se sientan atraídos por el peligro. No es que tengan impulsos autodestructivos, sino que las actividades como el vuelo sin motor, los deportes de alta mar o el alpinismo les ofrecen la oportunidad de poner a prueba su técnica y su valor, de forzarse más allá de sus propios límites. En este sentido, estas actividades enérgicas cobran un valor metafísico.

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